Cuando el Nepal estaba en plena revolución, se incluyó al partido comunista maoista en la lista internacional de grupos terroristas. La guerra era cruenta y el ejército pegaba muy fuerte. La población civil sufrió mucho en esa guerra. Sin embargo, la revolución del Nepal triunfó en contra de todas las predicciones.

China le había retirado el apoyo al movimiento maoísta años atrás diciendo que no era un movimiento Maoista genuino. Pero siendo un país sumido en un sistema ancestral de castas y servidumbre, la población, sobre todo los jóvenes se volcaron en los movimientos intelectuales y políticos. Las discusiones con ellos no eran fáciles. No solo porque estaban indignados, también porque su nivel lingüístico era muy superior a la media. Definitivamente superior al mío. Discutir desigualdades sociales y política en nepalí no fue cosa fácil. Pero debo decir que aprendí mucho. De lingüística de desigualdad y de política. Habían leído. Habían estudiado. Habían discutido y debatido. Habían observado. Babu Ram Battarai, el ideólogo del partido escribió una tesis encomiable sobre la economía del país. Con datos y conclusiones científicas. Asombrosa.

Esos hombres y mujeres se formaron con libros y cultura a la sombra de las casas de barro y los montes y selvas interminables. Al abrigo de las miradas indiscretas en las ciudades donde corrían más peligro pero que no les impidió trabajar. No todo fueron armas. Es mas, la mayoría no fueron armas. El pueblo nepalí supo ganarse la libertad, la democracia y la república. Cuando en el clímax de los últimos meses salieron los sindicatos maoístas a las calles de la capital allí lo que yo vi fueron ladrillos y voces. Pero mantuvieron el bloqueo y el rey acabó por abdicar. En aquellos entonces la comida escaseaba y los tanques ocupaban los cruces de Kathmandu.

La guerra civil del Nepal duró diez años y provocó 15000 muertos. Ese fue el altísimo precio que pagó el país para que el rey abdicara. Cuando el rey abdicó bajo la presión, los maoístas supieron dialogar con los otros partidos irreconciliables durante la guerra (marxista leninista y congreso) con tres resultados asombrosos para un país absolutamente feudal hasta entonces: una república, una constitución y por fin, al cabo de diez años, elecciones libres. Hace un año, el Nepal aprobó solemnemente su nueva flamante constitución. El partido maoísta revolucionario fue parte del panel de redacción.

A nadie le importa el Nepal a no ser que escale el Everest. Y uno se pregunta si es porque fue un ejemplo de victoria del pueblo. Porque los nepalíes siguen siendo igual de pobres y siguen teniendo que luchar con manos y dientes. Pero al menos, ahora tienen a la ley de su parte. Y se la han ganado ellos solos.

El uno de Octubre el ELN de Colombia declarará un cese al fuego unilateral. Ahí si hay muchos ojos y oídos prestando atención. Porque esa lucha de más de 50 años no ha triunfado. Y eso, si vende.

Muchos nos preguntamos qué ocurrirá en las próximas elecciones, cuando las FARC sean un partido compitiendo con el poder establecido. Esta vez, con la palabra y la urna como armas.

Pero muchos más somos los que nos preguntamos por qué el ELN no da la opción de votar por él.

En la mentalidad popular, y sin olvidar los hombres armados, secuestro y justicia popular que dejaron mucha miseria detrás, el ELN tiene un tinte de intelectualidad, discusión y pensamiento. Y ahora que se supone que las FARC entran en política y los elenos no aparecen en la imagen la gente se pregunta. Entre las FARC y los elenos? Los primeros más duros pero los segundos más sólidos para la política. Y eso que dicen que la odian, pero la gente, una cantidad respetable, los preferiría ahí.

Me sorprendió saber que tantos elenos han dejado el movimiento en el curso de los años. Hablando con muchos de ellos, porque uno se los encuentra en todos los sectores, sorprende esa fidelidad a la ideología del grupo. Un eleno no cambia de camiseta. Deja las armas pero sigue luchando y trabajando por la igualdad. Es algo que he venido comprobando durante muchas entrevistas. La prueba de su sinceridad, el mismo ELN los reconoce y respeta. Desde el político hasta el trabajador.

Ahí es donde se plantea el dilema. El ELN me parece una escisión de legalidad pacífica y clandestinidad armada. Mientras que en otros países eso se traduce en un partido político que ampara al grupo armado, en el caso del ELN esto no se da. Los elenos que dejaron las armas son como el brazo herido de la causa.

Le tengo que dar muchas vueltas para entender qué hay detrás de ello. Después de escuchar a muchos de ellos, a los de dentro y a los de fuera, llego a la conclusión de que es fácil dejarse contagiar por la doctrina elena. Y lo que es más interesante, hace crecer e inevitablemente te pone a pensar. Horas de discusiones con elenos de dentro y de fuera me convencen de que si te quieres sentar con ellos entonces tienes que poder pensar y dar buenos argumentos. Ser receptor pasivo del pensamiento eleno no tiene mucho sentido. Y eso es lo que a mi parecer el ELN no ha entendido. Los elenos son alumnos que sobrepasan a su maestro.

Si a tu alumno lo pones a pensar y a evolucionar, tomará las armas contigo y se dejará la piel por lo que considere una causa justa. Pero si como profesor te estancas él no podrá parar. Si como profesor pides autoridad, no te la dará a no ser que le des buenos argumentos. Los alumnos elenos se han convertido en admirables mentes pensantes que han decidido luchar por Colombia. Han entendido que para ser eleno el arma más poderosa es pensar, actuar y crear masas de gente que entiende la libertad la ley y la honradez.

Los fusiles tuvieron su sentido hace tiempo. En un paréntesis mínimo, digamos como la revolución de los claveles, hubieran tenido sentido. Pero cuando esos cuartos de hora se pierden hay que optar por la otra revolución. Lleva tiempo y generaciones. Pero como dice mi admirado profe, una pequeña revolución unida con otra y con otra hacen el cambio.

Búsquenlas, existen en el mundo y en Colombia también. Se van ganando y los elenos que siguen en la sombra son necesarios en esa lucha. Ahora que parecen empezar una fase de cese al fuego, quizá sea tiempo de poner el reloj en hora y subirse al tren de los alumnos que se fueron a probar fortuna por el futuro del país.

Esos alumnos entre tanto han crecido y siguen produciendo generaciones de elenos pacifistas que luchan por la igualdad de su país… Acostumbrados a luchar con las armas del pensamiento y la educación, no me da la impresión de que tengan ganas de estarse quietos. Es más, me parece que aprueban con honores la guerra pacífica de la justicia y la igualdad. Sería bueno poderles dar la oportunidad de cambiar la política de Colombia. Creo que muchos les estarían agradecidos.

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